
La variedad albillo, también conocida como albillo real, es una variedad blanca autóctona española de baja producción. El cultivo de esta vid se encuentra muy localizado en Castilla, concretamente en la Ribera de Duero y en Ávila, así como en la Comunidad de Madrid y en Galicia. También se puede encontrar en la zona de la tierra de Zamora.
Aunque existen referencias de vinos elaborados con esta variedad desde el siglo XVII, hasta mediado el XX, el albillo real se consumía principalmente como uva de mesa.
Algunos autores extranjeros la definen como uno de los secretos mejor guardados de España pues aunque se desconoce su origen es prácticamente imposible encontrarla fuera de nuestras fronteras.
El vino monovarietal de albillo es de color amarillo intenso con reflejos dorados, limpio y de potente lágrima. En nariz es intenso y complejo, con mucha fruta, muy elegante. En boca es un vino amplio y carnoso.
Características de la variedad albillo
La cepa de la uva Albillo presenta un pámpano de porte semierguido. Los racimos son de tamaño pequeño, compactos y con hombro suelto. Las bayas son esféricas, de tamaño medio a pequeño y de color amarillento pardo con pecas. El hollejo es fino. El mosto tiene un alto contenido en azúcar y una baja acidez.

Es una cepa de buena fertilidad y de maduración y brotación temprana, lo que la hace sensible a las heladas de primavera. También es sensible a los ácaros y menos a las enfermedades criptogámicas. Es medio resistente a la sequía. El racimo aguanta bien en la cepa una vez alcanzada la plena maduración, pudiéndose vendimiar empezado el proceso de pasificación.
Vinos elaborados con albillo
En un principio era más habitual encontrarla mezclada participando de tanto vinos tintos —a los que otorgaba cualidades aromáticas—, como rosados —tales como los de Cigalés de Catilla y León—, o incluso blancos —especialmente con Moscatel Grano Menudo—. Sin embargo, desde hace años se están produciendo monovarietales que han dejado al descubierto su enorme calidad.
Se emplea mayoritariamente para vino joven fermentado y criado en barrica, que presenta una tonalidad amarilla con matices dorados. Suelen ser vinos secos, con aromas florales y recuerdos amielados debido a los azúcares no fermentados; el retrogusto es levemente amargo.
Los vinos con la variedad de uva Albillo maridan con pescado y marisco.