
La rufete es la variedad autóctona y predominante en la zona de la DOP Sierra de Salamanca, situada en el sur de la provincia. La uva rufete nace de cepas viejas para elaborar vinos jóvenes. El resultado de esta variedad son vinos frescos que conservan el origen de sus suelos, pizarrosos y graníticos.
Así, la variedad rufete se caracteriza por estar altamente adaptada a la zona, con un racimo de tamaño pequeño y apretado y con un grano de tamaño medio y hollejo fino. Se planta en pequeñas terrazas, rodeadas de la vegetación autóctona que presentan más el aspecto de un huerto que de un viñedo.
Esta variedad que está siendo recuperada en la Sierra de Salamanca, también conocida como la Sierra de Francia, un área de la provincia homónima, situada al sur de la provincia, tradicionalmente aislada y fronteriza con Portugal y el norte de Cáceres.

Atendiendo a la características de la uva rufete, es una variedad de brotación y maduración tempranas. Es poco vigorosa y de fertilidad muy baja, resultando en escasa producción. Es poco resistente a la sequía y muy sensible al oídio y a los golpes de calor.
Presenta un pámpano de porte erguido, con un racimo de tamaño pequeño, muy compacto, de rabillo muy corto y que en ocasiones termina abrazando al sarmiento. Por todas estas características, nos encontramos con una variedad que resulta más difícil de vendimiar de lo común.
La baya es achatada, de tamaño mediano, con una dermis muy fina de tonalidad azulada, muy oscura.
Vinos de la variedad rufete
Los vinos tintos de la variedad rufete presentan una brillante tonalidad rojo picota, con una expresión aromática que trae recuerdos de frambuesas y fresas silvestres, toques herbáceos y apuntes especiados. En boca son vinos muy agradables, con una notable acidez y una
carga tánica dulce y delicada. Son vinos de medio grado alcohólico.
En coupage, la uva rufete se emplea con tempranillo, mouratón y las autóctonas bruñal y bastardillo.

La variedad protagonista de la Sierra de Salamanca
La rufete es la variedad principal de la DOP Sierra de Salamanca, donde el clima es mediterráneo templado húmedo. Las temperaturas son más suaves que en la meseta, con inviernos no muy fríos y veranos secos y calurosos, pero más moderados que en otras zonas de España.
A esto hay que sumar una característica determinante de esta zona: la alta pluviometría, que de media se sitúa en unos 1000-1200 litros anuales, concentrados en otoño y primavera principalmente, pero fuera de épocas de riesgo de enfermedades fúngicas. Por todo ello, en general, es un clima “muy propicio” para el cultivo de la vid.