
Los maridajes no solo están asociados a los grandes menús degustación de los restaurantes gastronómicos. Veamos unos cuantos ejemplos de ello.
¿Comemos en casa o salimos con amigos?
Pues con esa simple pregunta nos preparamos para disfrutar de una comida. Una comida normal. Nada de platos sofisticados y nombres rimbombantes. Abrir la nevera y buscar cuatro cosas, ir al supermercado de al lado de casa y comprar para el momento o simplemente ir al local ese que se come tan bien y tan barato. Eso es todo.
Pero… no tenemos por qué pensar que no podemos disfrutar de unos cuantos vinos para hacerlo. Cada situación puede ir acompañada de uno o varios vinos si necesidad de empeñar la vajilla de tu suegra para poder pagarlos (aunque tengas ganas de hacerlo).

Nos quedamos en casa y hacemos cualquier cosa
La nevera y la despensa esconden secretos insospechados y siempre encontramos algo con lo que llenar la mesa con o sin amigos. Pues vamos a dos opciones: nos tomamos un Fino de Jerez o un Cava. De ambos vinos podemos encontrar en el mercado por menos de 5€ y son de lo más versátiles con casi todo. ¿Qué no te gustan ni uno ni el otro? No sufras. Un vino joven y fresco, blanco o tinto, será tu tabla de salvación.

La pizzería esa que hacen las bases gigantes
Ese local que te gusta tanto por sus enormes pizzas y que con una, comen dos. Pues con lo que te ahorras de la pizza eliges un vino. Casi obligado pedir un lambrusco, ¿no? Pues no.
Un vino blanco afrutado te irá de perlas con los quesos azules o las anchoas. Un rosado tranquilo encaja muy bien con las bases de tomate y queso. Y para las pizzas con carne o barbacoa puedes irte hacia un tinto con un poco de crianza. ¿Te seduce? ¿No? Pues dale al lambrusco.

Las hamburguesas sin refresco de cola
Por favor olvidemos los surtidores de burbujas y el vaso de papel con hielo y pajita y lo cambiamos por una copa de vino. Las hamburguesas encajan muy bien con los tintos jóvenes. Más queso, más salsas, más “cosas” pueden maridarse con blancos con crianza o volvernos de nuevo hacia un fantástico espumoso.
Refresco de cola grande, 3€. Copa de vino de tu D.O. favorita, 2€. ¿En serio no puedes pagarlo? Ah, claro en las hamburgueserías de grandes cadenas no hay vino. Pues a la hamburguesería de al lado de casa, que las hacen ellos, y sobre todo, tienen vino.
Sumiller y Escritor de Vinos. Es formador y asesor gastronómico de empresas de restauración, del sector del vino y otras bebidas. Miembro de la Associació Catalana de Sommeliers entre otras de carácter nacional e internacional. Miembro de la Asociación Española de Periodistas y Escritores del Vino. Ha impartido clases como profesor de sumillería en universidades y en diversos centros públicos y privados. Especialista en quesos (frommelier) y en maridajes. Con un largo y extenso curriculum en el mundo del vino y la restauración, ha participado como jurado en varios concursos nacionales e internacionales. Más información en su Biografía oficial o en www.sumillercampo.com