
Era verano, en uno de esos días de septiembre. Íbamos camino hacia el otoño pero el aire ventilaba la estancia. Ni caluroso ni fresco. Corría una ligera brisa cuando probamos este vino. El momento era perfecto. La garnacha fue nuestra mejor compañera para esa tarde.
Nuestra acompañante la ‘Garnacha de la Madre’, un monovarietal elaborado 100% con la variedad garnacha. Lo elabora ‘Más que vinos’, el proyecto enológico de tres amigos que han dedicado su vida al vino: Margarita Madrigal, Alexandra Schmedes y Gonzalo Rodríguez.
Garnacha con crianza en cemento
La viña de la Garnacha de la Madre se encuentra en la finca familiar de Gonzalo, llamada Horcajo. Está situada en un valle al lado de la meseta de Ocaña (en Toledo). Ahí el clima es más fresco que en la meseta y todo el ciclo vegetativo es más lento.
«Esta circunstancia resulta en una fruta pura, fresca y aromática, pero a la vez concentrada y equilibrada», valoran. Por ello han optado por criar este vino en un cono de cemento durante 12 meses «para respetar esta fruta única al máximo».

La vendimia se realiza de manera manual y en cajas, a comienzos de octubre. La fermentación es espontánea en tinajas y está seguida de una crianza también en tinaja durante 12 meses.
Nos encontramos con un vino que se presenta con un color rojo intenso, de tonos rubíes. Los aromas nos traen recuerdos especiados a pimienta blanca, con toques intensos de curry y se entremezclan con matices de grosella.

Es un vino elegante y fino, que nos trae de frente a la presencia de la garnacha, con sus sabores a frutas rojas ácidas y matices minerales. Vino de cuerpo medio, el retrogusto es largo y elegante debido a la buena acidez y los taninos suaves.
Como vino veraniego, permite acompañar a un pescado azul y frito o la caza menor de pluma, perdiz y codorniz, las carnes blancas o platos especiados.