
En la Denominación de Origen Binissalem el vino ha esculpido el paisaje, la arquitectura y la cultura. Nos encontramos ante una comarca privilegiada situada en el centro de la Isla de Mallorca, compuesta por los municipios de Santa Maria del Camí, Consell, Binissalem, Santa Eugènia y Sencelles. Queda protegida por la Serra de Tramuntana, donde las características de suelo y del clima son idóneas para el cultivo de las variedades de uva autóctonas y donde se elaboran vinos de calidad diferenciada.
Los suelos en los que están establecidos los viñedos, principalmente calcisoles y luvisoles, son de una fertilidad y profundidad moderada, con una elevada presencia de elementos gruesos. «Dichos suelos son por definición de clara vocación vitícola, ya que modulan el comportamiento de la vid limitando su crecimiento y producción», explican desde la DO en declaraciones a Un Buen Vino.
Las condiciones climáticas de la zona son típicamente mediterráneas. Con un período estival seco y caluroso y un invierno suave y ligeramente lluvioso. La precipitación media anual es de 550 mm aproximadamente, distribuidos de forma irregular. Así, la mayoría de la lluvia se concentra en los meses de otoño, siendo casi nula en verano. Las temperaturas medias del verano oscilan entre los 29ºC y los 32ºC y en invierno, las mínimas oscilan entre 4ºC y 7 ºC. La insolación media anual es de 2.750 horas.
La viña representa uno de los cultivos mayoritarios de la comarca, compartiendo paisaje con almendros, algarrobos, higueras y olivos. Los viñedos de la zona geográfica se caracterizan por ser de poca extensión. El sistema de conducción tradicional es en vaso y los viñedos más recientes, están dispuestos en espaldera.
Las variedades autóctonas: Manto Negro y Moll
En la DO Binissalem se elaboran «vinos tranquilos» blancos, rosados y tintos, y espumosos blancos y rosados. Hay dos variedades autóctonas que tienen un especial protagonismo. Se trata de la tinta Manto Negro y la blanca Moll, también conocida como Prensal. De hecho, en la elaboración de los vinos amparados por la Denominación se consideran variedades de uva principales las autóctonas Manto Negro y Moll y las variedades de Moscatel.
Además, en las tintas son locales las variedades Callet y Gorgollassa y en las blancas completa la lista de variedades mallorquinas la Giró Ros. También están autorizadas en la DO las tintas nacionales Tempranillo, Monastrell, y las internacionales Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah. En las variedades blancas se añaden la Blanc, Parellada, Macabeo, Moscatel de Alejandría, Moscatel de Grano Menudo y Chardonnay.

Preservar las variedades locales
Las elaboraciones de la DO Binissalem buscan preservar las variedades locales. Así, los vinos tintos se han de elaborar con el 30% como mínimo de la variedad Manto Negro y un 30%, como máximo de Gorgollassa. Los vinos blancos, con un 50%, como mínimo, de Moll o de las variedades de Moscatel y los vinos rosados, con un 30% como máximo de uva Gorgollassa.
Por su parte, los vinos espumosos rosados se tienen que elaborar a partir de vinos obtenidos con las variedades tintas autorizadas, con un máximo del 30% de uva Gorgollassa, y los espumosos blancos con un mínimo del 50% de uva Moll y las variedades Parellada, Macabeo, Chardonnay o Giró Ros.
También se elaboran vinos dulces. Los blancos, principalmente con la variedad Moscatel y los vinos tintos con la variedad Manto Negro. Son vinos de carácter mediterráneo, afrutados y marcados por la singularidad que imprimen las variedades autóctonas.
En la actualidad son 12 las bodegas que elaboran vino DO Binissalem: Antonio Nadal Ros, Bodegas & Viñedos, Bodegas José Luis Ferrer, Jaume de Puntiró, Albaflor – Vins Nadal, Celler Ca Sa Padrina, Celler Can Ramis, Vinya Taujana, Celler Sebastià Pastor, Bodega Biniagual, Ca’n Verdura Viticultors, Bodega Santa Catarina i Ca’n Fumat. Las dos últimas bodegas son inscripciones recientes y desde la DO esperan en los próximos años seguir aumentando el número de bodegas.
La historia de la DO Binissalem
La tradición vitivinícola de la DO Binissalem queda reflejada en las referencias históricas. Desde la introducción del cultivo de la viña, en el año 121 a.C, siempre se ha cultivado la vid y se ha elaborado vino en la comarca de la DO Binissalem. Incluso durante el período de dominación musulmana, a pesar de las prohibiciones coránicas, se cultivó la vid y se elaboró vino.
Entre 1865 y 1890, cuando la filoxera afectaba a Francia, se vivió el período de máximo esplendor de este cultivo y de la producción de vino, favoreciendo un gran desarrollo económico de algunos municipios como Binissalem (1865-1890).

En el año 1891 se exportaron desde Mallorca casi 50 millones de litros, principalmente, con destino a Francia y a la Península. Pero la filoxera también llegó a la isla este mismo año, arrasando los viñedos mallorquines, desapareciendo la principal fuente de riqueza. Como consecuencia, algunas variedades autóctonas cultivadas hasta entonces desaparecieron o se mantuvieron de manera residual.
La crisis vinícola fue una de las causas que más incidió en la emigración (1891-1895), especialmente en los municipios donde el cultivo era mayoritario.
El cultivo de la vid en la comarca ha pasado por momentos de esplendor y otros de declive relacionados con la etapa prefiloxérica, postfiloxérica, la Guerra Civil española y el boom turístico de los años sesenta, con un nuevo resurgimiento a final de la década de los ochenta. Desde entonces, se ha producido un crecimiento continuo del sector.
En el año 1990 se reconoció la DO Binissalem, aunque la primera solicitud de protección data de 1973, por la necesidad de proteger los vinos elaborados en la comarca de aquellos que entraban de la Península. Desde entonces, la DO Binissalem ha apostado por las variedades de uva autóctonas, que han permitido elaborar vinos singulares, consiguiendo elevados estándares de calidad.
Un vino de Mallorca que se se bebe en las Islas
El vino de Binissalem se comercializa en un 80-85% del vino elaborado se comercializa en las Islas Baleares, un 15% se exporta y un pequeño porcentaje de entre el 1-2 % se comercializa en la Península.
Desde la DO destacan que una parte considerable del vino comercializado en las Baleares es consumido por público extranjero, ya sean residentes o turistas. No obstante, en los últimos años el público local ha empezado a reconocer y valorar la calidad y singularidad de los vinos mallorquines y a elegirlos para ocasiones especiales, como cenas con amigos. Lo mismo ha ocurrido con las experiencias que rodean al vino, como las visitas a bodegas o las actividades enoturísticas.

La DO Binissalem es optimista con el futuro
Desde la DO miran al futuro con optimismo, con un proyecto de adaptación del Pliego de condiciones para potenciar la elaboración de vinos con las variedades locales de uva. “Queremos diferenciarnos por la singularidad de los vinos (terroir y variedades de uva locales). Abrir nuevos mercados en el exterior y también en la Península, afianzar el consumidor local”, explican.
Por otra parte, ven un gran potencial de desarrollo del enoturismo, gracias a un producto cada vez más demandado y, por consiguiente, más ofertado por las bodegas, con actividades experienciales que van desde una visita y cata de vinos, un maridaje, un concierto o visita teatralizada a una ruta en bicicleta por las viñas con cata o paseos en globo.

El consumo joven lo ven de manera positiva, aunque son conscientes que “hay que trabajar en ello con acciones promocionales y presentaciones enfocadas a este público. Aprovechar las vías de comunicación de este público, las redes sociales, con mensajes frescos, imágenes atractivas, actividades y potenciando el consumo por copas”.
‘Un buen vino’ es una web de divulgación acerca del mundo y la cultura del vino, que pretende acercar a todos los públicos información y conocimiento de interés acerca de este apasionante territorio que es la enología