
Las puertas de Toledo y de Alcalá, en Madrid, se pagaron con el impuesto que Carlos III le puso a los vinos de Valdepeñas. Es el único vino que ha estado grabado por la Corte. La denominación existe como tal desde 1932, con la primera Ley del Vino, pero los vinos de Valdepeñas vienen de mucho más atrás. Sin duda, hablamos de vinos que cuentan historias.
Limitada por la llanura manchega al norte, el Campo de Montiel al este, el Campo de Calatrava al Oeste y Sierra Morena al Sur, la Denominación de Origen Valdepeñas queda atravesada por el río Jabalón, que camina desde Levante a Poniente. 22.000 hectáreas de viñedos en estado puro.

Los de Valdepeñas están probablemente entre los vinos con más solera de nuestro país. Ha sido tradicionalmente una zona productora de vinos jóvenes y crianzas cortas. Esa juventud es precisamente la seña de identidad de los vinos de esta denominación situada en el borde meridional de la meseta.
Así ha sido siempre. Antiguamente, tal y como rememora el secretario técnico de la Denominación, Manolo Cruz, los vinos se elaboraban en las tinajas de barro y se envejecían allí durante uno o dos años. Eran vinos jóvenes. «La madera para el envejecimiento no entra en la denominación hasta finales de los 60», explica.
Cencibel y airén, variedades autóctonas
Antes esos vinos llevaban una mayor proporción de uva blanca (airén). Eran los vinos tradicionales de Valdepeñas, conocidos como claretes, que desaparecieron de la denominación en 2006. Al ser la uva blanca una uva más neutra, los vinos tenían menos intensidad aromática. Pero «siempre han sido vinos jóvenes» aunque fueran «menos aromáticos que ahora».
Con la llegada de la tecnología al sector se ha conseguido obtener unos vinos de más calidad. En los últimos años se ha caminado, en los tintos, hacia elaboraciones monovarietales de tempranillo o tintos varietales con algo de uva blanca (entre un 5-10%).
Las variedades principales son las autóctonas. En tinto, la tempranillo. O mejor dicho, la cencibel, que es como se denomina en la zona a la variedad española por antonomasia. En blanco domina la airén, también autóctona. Entre las dos copan el 95% de la superficie de viñedo. Y se lo reparten casi a partes iguales.

La variedad airén es muy utilizada para la elaboración de mostos, tanto dentro como fuera como dentro de la denominación. De hecho, en los últimos años, se ha orientado la comercialización del vino blanco hacia la variedad verdejo porque por aguantar mejor el paso del primer año que la airén.

La cencibel está lógicamente adaptada al clima. En su día, según explica Cruz, cuando la planta se injertaba con sarmiento y no se plantaba tanto de vivero, como ocurre en la actualidad, había más tipicidad de la planta entre unas zonas y otras. Pero aunque venga de otras zonas, la planta tiene que adaptarse a la climatología de Valdepeñas. La variedad puede ser la misma, pero lo determinante y lo que da el perfil de un vino va a ser el suelo y el clima.
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«Con respecto a otras zonas, por la climatología y el suelo seco, tenemos una acidez un poco más baja también en los vinos«, explica el secretario técnico de la DO Valdepeñas. «Nuestros vinos son menos aptos para envejecimientos muy largos, en la variedad tempranillo, por ejemplo», añade para concluir que «en jóvenes y crianzas es donde está el potencial de la Denominación», añade.
Una uva de tamaño pequeño
En Valdepeñas nos encontramos con de una uva de un tamaño más pequeño. «Nuestras producciones son también más bajas que en otras zonas debido a la climatología que tenemos al ser una zona árida y seca. Las producciones que permitimos en la zona son de las más bajas de España«, resalta Cruz.

Por ejemplo, en tinta, la producción máxima es de 6.000 kilos por hectárea. «Hay una superficie muy importante en terrenos de secano, zonas de poco agua en el subsuelo y hay bastante viñedo de secano y donde hay regadío, son regadíos de riegos de apoyo y sobre todo en aquellos años en los que la climatología es adversa en cuanto a las precipitaciones», detalla.
Otra característica de la denominación es la sanidad de la uva, que les diferencia de otras zonas más del norte, en las elaboraciones y su maduración. También viene dada por la climatología. Según contextualiza Cruz, «hablamos de un viñedo ecológico ya que que en muchas zonas prácticamente está exento de tratamientos fitosanitarios. La variedad airen prácticamente no necesita ningún tratamientos y la tempranillo necesita como mucho un par de tratamientos frente a los más de 10 de otras zonas más nórdicas».
Vinos jóvenes y en permanente búsqueda de la fruta
«La acidez un poco más baja hace que para algunas personas el vino de Valdepeñas sea más agradable de tomar porque hay personas a las que les afecta la acidez si toma más de una copa», ejemplifica el portavoz de la Denominación. «En este sentido, el consumidor es el que tiene que buscar su estilo», remarca.

Así, tenemos delante vinos en los que se tiende más, a diferencia con otras zonas, a que estén basados en la fruta. La expresión frutal y aromática es protagonista en los vinos de Valdepeñas. Son vinos con menos madera y más ligeros, con menos acidez, fáciles de tomar.
En Valdepeñas se busca que «se note la fruta en el vino más que como ha pasado otros años atrás, que se tendía un poco más a la madera», tal y como explica el enólogo Manolo Cruz. Son vinos que no se someten a envejecimientos largos, por lo general.
Una de las mayores denominaciones de España
Si hablamos de comercialización, de embotellado, Valdepeñas está entre las mayores denominaciones de España. Cuenta con una producción de alrededor de 120 millones de kilos de uva y la comercialización de vinos está entorno a los 80 millones de botellas. Cabe señalar que parte de la superficie de viñedo, sobre todo en la variedad blanca airén, no se destina a la denominación de origen.
La superficie de viñedo entre blanco y tinto está prácticamente a la par mientras que la comercialización de tinto representa en torno al 80%. La del blanco es del 15% y hay, como se ha señalado, una parte importante de uva airén que no se destina a la elaboración de vinos amparados dentro de la denominación.
En el caso del tinto, la producción que está en torno a los 55 millones de kilos y todo se destina todo a la elaboración de vinos de la Denominación. En cuanto a ventas, está situada en el cuarto lugar por detrás de Rioja y, a poca distancia de Ribera de Duero y Rueda.
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